Más de dos mil alumnos de la provincia experimentarán este curso, que hoy arranca, un nuevo horario escolar. En sus colegios comienza por primera vez a aplicarse la jornada continua, que supone terminar las clases lectivas a las dos de la tarde, pero que incluye actividades extraescolares hasta las cinco y sin coste para los padres y tampoco para la Administración. De la experiencia que se obtenga en estos centros dependerá su ampliación al resto, siempre que se cuente con el apoyo de las familias mediante una votación.
Los colegios seleccionados por la Conselleria de Educación, y que cuentan con el respaldo de los padres, son el Antonio Machado de Elda, Nuestra Señora de la Paz de Alicante, Rajoletes de Sant Joan y Azorín de Catral. Su horario será de nueve de la mañana a las dos de la tarde. Sin embargo, tal y como estableció Educación, los cuatro han preparado una oferta de actividades, desde las tres y media a cinco de la tarde, que van desde clases de refuerzo a juegos de mesa y ajedrez.
En el primero de estos centros, el Antonio Machado de Elda, la dirección espera que la aplicación de la jornada continua les permita diferenciarse del resto. Y es que cuentan con una desventaja. No tienen comedor escolar, lo que supone un handicap para las familias que ahora han visto su oportunidad de alargar el periodo lectivo.
«El comedor se solicitó a la Conselleria, pero parece ser que por cuestiones de obras y de presupuesto no se hace. Somos el único de aquí que no tenemos y es una manera de diferenciarnos», explica el director, David Marhuenda, quien añade que desde que se anunció la puesta en marcha de la jornada continua empezaron a recibir llamadas de padres que querían matricular a sus hijos. El director achaca este interés a que las familias temen que las becas de comedor se reduzcan y con la salida del colegio más tarde, a las dos, tienen más facilidades para recogerles si están trabajando.
En el centro están matriculados 425 alumnos y las actividades extraescolares serán impartidas por los propios profesores y fuera de su horario. Tienen previsto, entre otros, talleres de ajedrez y clases de refuerzo, que ampliarán según el volumen de estudiantes que acudan por la tarde.
Los docentes del colegio Azorín de Catral, con 940 estudiantes, también se encargarán de las actividades y se ha establecido para los alumnos un tope máximo de un 70% de no asistencias sin justificar. «La asistencia es gratuita y tenemos la obligatoriedad de atender a todo el mundo, pero si hay un 70% de asistencias que no se justifican tendrá que salir», explica el director, Antonio Ferrández, quien apunta que el horario con la jornada continua es «más racional» para los alumnos. Se refiere, al igual que comentan desde el resto de centros, a que los alumnos siempre rinden más a primeras horas de la mañana.
En este colegio, que tiene comedor y que se mantendrá, han conseguido, además, que las actividades que el Ayuntamiento organiza como música, danza o ballet se adelanten también en su horario para adaptarse al las actividades del colegio. Ofertarán técnicas de estudio, clases de árabe, electricidad básica a través de la colaboración con una cooperativa para que los alumnos de 5º y 6º aprendan aspectos básicos como, por ejemplo, arreglar un enchufe, y talleres de habilidades didácticas y sociales, entre otros.
«En el día a día cada vez hay más conflictos, por lo que hemos pensado crear un taller para que los alumnos aprendan a convivir con los demás», destaca Ferrández, quien insiste en que en este proyecto se contaba con un respaldo rotundo de las familias.
Igual apoyo mostraron en el colegio Nuestra Señora de la Paz, con 210 alumnos, y que tienen comedor pero desconocen hasta qué punto podrá seguir adelante debido a que el pasado curso se concedieron pocas becas y muchas familias, con dificultades para asumir este gasto, decidieron sacarlos. «Tenemos pocos comensales y la jornada escolar era una demanda de los padres porque muchos trabajan en el mercado y no pueden venir a recogerlos a la hora de comer», señalan desde el colegio que han preparado, entre otros, talleres de activación de la inteligencia, pero también juegos de mesa y de manualidades para los escolares de Infantil.
En el Rajoletes de San Juan -cuenta con alrededor de 500 alumnos-, el principal cambio es que estas actividades de ocio y tiempo libre serán atendidas por los monitores del servicio de comedor. «Tenemos el respaldo de los padres, pero al ser un centro piloto habrá que evaluar las ventajas y los inconvenientes», apostilla su directora, María Ángeles Bravo.
