Una nueva marea humana inundó las calles de la capital alicantina con unas 50.000 personas (40.000 según la Policía Local y la Policía Nacional y 60.000 según las organizaciones sindicales convocantes) para protestar pacíficamente contra los recortes en los servicios públicos contenidos en el plan de ajuste y ahorro de la Generalitat Valenciana. Convocados por los sindicatos mayoritarios CC OO y UGT, por los de funcionarios Csif y por los educativos, sanitarios, policiales y de bomberos, la marcha discurrió con total normalidad, salvo el inevitable colapso de tráfico, pese a las medidas preventivas de corte de calles que había adoptado la Concejalía de Seguridad. La previsión de los convocantes se desbordó de nuevo, a los cinco días de otra histórica movilización, sólo comparable a la de principios de la década pasada en repulsa por la guerra en Irak. Y eso que no coincidía en fin de semana.
Cientos de autobuses llegados de todos los puntos de la provincia, de Dénia a Orihuela y Torrevieja, pasando por Villena o Alcoi, fueron desembarcando a la riada humana, que también utilizó otros medios de transporte como el tren de cercanías de Renfe. Dos horas antes de la también histórica marcha, que no quedó limitada al sector educativo como el pasado sábado, ya se concentraban trabajadores en las escalinatas del Instituto Jorge Juan, lugar clásico para el inicio de toda protesta social que se precie en Alicante.
Se trataba de un grupo de enfermeras de distintos hospitales y centros de salud públicos de la provincia, ataviadas con chalecos reflectantes verdes. Todo hacía prever que se volvían a rebasar las mejores expectativas de los sindicatos, que desconfiaban de que se superara la anterior movilización por el poco tiempo transcurrido y, sobre todo, por ser día laborable. Pero la avalancha de gente, familias enteras hasta con carros de bebés, se registró ya a partir de las cinco de la tarde por avenidas muy anchas como la de Doctor Gadea o de la Estación, en la Diputación. La organización, con CC OO, UGT, CSIF, FSES e Intersindical a la cabeza, y con el apoyo de PSOE, EU y Compromís, pactó con celeridad un plan ‘b’ con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para evitar incidentes.
Aliviadero de seguridad
Por ello, se decidió dar inicio a la manifestación incluso antes de las seis y media de la tarde, la hora fijada. El colapso en las escalinatas del Jorge Juan y calles adyacentes era total. Histórico. Recordaba a la movilización humana contra la guerra de Irak y contra el 11-M, hace ya una década. Los agentes de la policía deslizaron la cabecera de la manifestación frente al Palacio de la Diputación para aliviar la congestión de personas. Entonces, al inicio de la marcha, ya se daba por hecho que, una vez llegada a la estación de renfe, había más de 30.000 personas caminando por las céntricas calles.
Bajo el lema general de ‘depuración de responsabilidades en el Consell’ la cabecera estaba tomada por casi todos los sindicatos, mayoritarios o minoritarios, de todos los sectores docentes, sanitarios, funcionariales y de servicios públicos de seguridad o justicia.
«Vuestra avaricia económica es nuestra miseria educativa», «Nuestros hijos han de pagar a políticos que sólo saben robar» o «Los niños no son un gasto, sino una inversión» son algunos de los lemas que incluían los cientos de pancartas exhibidos por profesores, alumnos y padres de colegios públicos e institutos de Alicante(Jorge Juan, el primero en sufrir el corte de luz, Jaime II, Figueras Pacheco, Cap de l’Horta…) , Elche (Sixto Marco, Joanot Martorell, Victoria Kent, Las Baias..), Torrevieja, Villena, Orihuela, Almoradí, Catral, Petrer, Mutxamel, San Juan, Los Montesinos, San Miguel, Sax, Salinas, Altea, La Vila, Crevillente, Rojales, Sant Vicent del Raspeig o El Campello.
Aunque la reivindicación era inicialmente en favor del empleo público, se extendió a todos los servicios en general. Especialmente activos fueron los alumnos del IES Antonio Cavanilles, centro al que se le adeudan 100.00 euros. «Si somos el futuro, por qué nos dan por culo», gritaban, mientras miles de personas se daban la vuelta para caminar marcha atrás. Predominaron las camisetas de color negro, en alusión a la muerte de los servicios públicos. No faltó la tamborrada, ni la música de la dolçaina. La jornada fue de inevitable luto, pero no faltó el ambiente festivo, pese a la gravedad de algunos mensajes: ‘Apadrina un instituto’. Hubo imitaciones del ‘aço ho pague jo’ de Xavi Castillo. Empleados del IVVSA, con un Ere para 400 personas, no faltaron. Tampoco funcionarios de los servicios territoriales la Generalitat en Trabajo, Industria, Bienestar Social, Urbanismo, Justicia, Servef o Agricultura.
La plataforma por la defensa de la dependencia; muchas batas blancas de médicos, enfermeras y técnicas sanitarias; caretas de Anonymus; bicicletas y hasta perros guía. No hubo incidente conocido alguno, ni consignas nítidas tras el fallo absolutorio del expresidente de la Generalitat, Francisco Camps. Sí las hubo contra proyectos faraónicos como Terra Mítica, la Ciudad de la Luz o el aeropuerto de Castellón. Al final de la marcha, se dejaron notar, con más fuerza si cabe (petardos incluidos), cientos de bomberos del Consorcio y del Parque de Alicante. Y empleados de RTVV, también sujetos a un inminente Ere. Manuel Alcaraz, de la PIC, leyó un comunicado, en el que pronostica más respuestas «duras y contundentes». Mientras, varios agentes de la Policía custodiaban discretamente el Palacio de las Brujas, sede del Consell. Muchas terrazas y bares empezaban a hacer su agosto en pleno invierno.
Fuente: La Verdad
