Resulta difícil comprender para los ciudadanos de la Vega Baja, pero la huerta se puede explotar a nivel turístico, tanto o más como los propios complejos que hay en Marina D’or o Almería. Hay vida más allá de la playa y el Grupo Marjal se ha encargado de abanderar en el sur de Alicante el turismo ecológico e integrado en la naturaleza. El nuevo espacio que hoy celebra su jornada de puertas abiertas ofrece a clientes y vecinos de poblaciones cercanas todavía más servicios que un hotel de lujo.
Las cuatro estrellas de un hotel convencional se superan al encontrarse un SPA, una plaza llena de actividades y hasta un centro veterinario. En realidad el camping Marjal está diseñado sobre todo para acoger a los miles de turistas del norte de Europa que viajan en caravanas al sur y al sol típico de la Vega en invierno.
Para ofrecer más posibilidades dentro del típico complejo, estas instalaciones buscan el sello de Ecocamping, que es la catalogación más alta de este tipo. Se trata de interactuar con las poblaciones anexas como Crevillente y Catral, y hacer partícipe tanto a sus comercios como a los ciudadanos de las actividades del camping. Talleres en huertos ecológicos, ferias de comercio y todo tipo de acciones que ofrezcan al entorno participar del producto turístico.
Como mejor ejemplo el camping Costa Blanca celebra hoy una jornada de puertas abiertas después de la puesta en marcha, con multitud de actos para darse a conocer a turistas y residentes de la zona. Este espacio consta de más de 250.000 metros cuadros a tiro de piedra del Parque Natural de El Hondo, a dos kilómetros de Catral y para ir a la playa ya se previsto un transporte diercto hacia Guardamar del Segura.
Además de la posibilidad de acampar en una de las 1.500 parcelas, este novedoso complejo también incluye unas cabañas fabricadas al estilo de Bali. Por el momento se han creado una veintena pero la idea es de ampliar muchas más, ya que se ha previsto un interesante plan financiero para inversores.
Desde el Grupo Marjal se ofrece la posibilidad de comprar una de estas cabañas por 40.000 euros. Así, los inversores de la zona o de otras partes podrán alojarse un mes cada año, y a cambio de dejar libre la caseta ganarán 8.000 euros anuales. Esta contraprestación se realizará durante cinco años, y cuando se termina el acuerdo la empresa recompra la casa por 20.000 euros.
