La historia se repite. Otro fin de semana. Nueva reyerta doméstica entre inmigrantes que comparten vivienda. Otro muerto a puñaladas. Otro detenido por un nuevo homicidio. Apenas siete días después del crimen del senegalés Osman en el barrio alicantino de Carolinas, un ciudadano indio ha perdido la vida en circunstancias no muy diferentes en el transcurso de una discusión con el compatriota con quien residía en una vivienda de Catral. El explosivo cóctel en el que se bañan ambas historias parecen compartir bastantes ingredientes.
Al filo de las cinco de la madrugada, dos extranjeros se presentaron en el centro de salud de Dolores. Uno de ellos, de 27 años, estaba herido. Presentaba graves lesiones por arma blanca en el cuerpo que requerían una actuación inmediata para estabilizarlo antes de ser evacuado a un hospital. Apenas veinte minutos después, el chico moría, posiblemente a causa del shock hipovolémico que sucede a la pérdida abundante de sangre.
Para entonces, el personal sanitario ya había alertado a la Guardia Civil de la localidad. Los miembros de un patrulla se entrevistaron con el acompañante del difunto y éste les contó que momentos antes su amigo se había peleado con su compañero de piso. Con la dirección que les facilitó, los agentes se personaron en la escena del crimen y detuvieron al presunto homicida, también indio y de 29 años. Según fuentes de la Comandancia de Alicante, el sospechoso también presentaba diversas lesiones, aunque de menor entidad. El hombre fue trasladado al centro de salud y, acompañado de nuevo por los agentes, volvió a su vivienda, de donde salió esposado y camino de los calabozos del cuartel de la Benemérita en Almoradí.
La unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Almoradí se ha hecho cargo de la investigación. En el cuartel de esa localidad se encuentra desde ayer el presunto homicida a la espera de ser interrogado y pasar a disposición judicial.
El difunto tenía 27 años y era de nacionalidad india, al igual que el detenido, de 29 años y que se encuentra desde ayer por la mañana en las dependencias de la Guardia Civil de Almoradí, cuya unidad de Policía Judicial se ha hecho cargo de las pesquisas. El revuelo se inició en los alrededores de la calle Alicante de Catral sobre las seis de la mañana, cuando agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil tomaron la vivienda y la calle, donde ayer todavía se podía seguir el reguero de sangre que iba desde el interior de la vivienda, una planta baja, hasta la calle. Probablemente se trataba de la sangre que el fallecido tiró mientras que su compañero lo trasladaba al vehículo en el que lo llevó a urgencias.
En la casa vivían tres hombres, todos ellos jóvenes según indicaron los vecinos, aunque por lo visto el trasiego de gente era continuo y lo fue, en especial, en la jornada del sábado, «hubo por aquí mucha gente, muchos chicos y chicas», e incluso no se alarmaron demasiado al escuchar jaleo de madrugada «porque al tratarse de un sábado, tampoco es raro que haya algo más de escándalo».
De hecho algunos de los que viven alrededor se han quejado del ruido que ocasionaban los tres inmigrantes y una mujer explicaba que hace solo una semana que uno de ellos arremetió a dar patadas contra la puerta del edificio, que todavía está rota, porque no se la abrían desde el interior. Los residentes de la zona incluso vieron cómo los agentes de la Policía Judicial sacaron del interior de la vivienda el arma blanca con la que supuestamente se consumó el crimen, y los responsables del Instituto Armado estuvieron tomando muestras tanto en un vehículo aparcado en la misma calle como en el interior de la vivienda.
